En 1871, cuando una pesta azota la ciudad de Buenos Aires, un pintor venido de España y una canonesa se esconden en las dependencias de la Catedral. Es Semana Santa y muchos han huído, entre ellos las más altas autoridades del Gobierno y de la Iglesia, escapando de la peste.
El pintor vino a dejar la imagen de Santa Lucía y la canonesa, a pesar de su fealdad, se ofrece de modelo por ser la única mujer que puede hacerlo en el lugar.
La obra trata sobre el poder la belleza al imaginarse el pintor, en una fiebre delirante a un bello muchacho al que cree San Sebastián.
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