lunes, 15 de agosto de 2011

La revancha de Campanella

Durante algunos años el publico de la tele, y quienes tomaron decisiones respecto a sus estadías en pantalla, le dieron la espalda. El rating no venia y lo cambiaron de horario, lo relegaron a ocupar franjas frías y tampoco le concedieron la importancia de dirigir o armar programas a su medida. Hasta que llegó El hombre de tu vida y todo cambió.

Juan José Campanella es para la TV de esta temporada un probado referente de calidad y cantidad. Con el unitario protagonizado por Guillermo Francella no sólo logró conquistar el favor de la crítica, sino también el rating, que en todas las emisiones que acumula al aire no bajó de los veinte puntos.

Una conquista. Una consagración. Una demostración de profesionalismo. La proeza de alguien que sabe lo que la gente quiere ver en tele y lo logra poner en pantalla.

El director y guionista condecorado con todos los laureles en el cine hoy puede llamarse exitoso también en televisión. Maceró su programa con anticipación, de hecho manejó tiempos para su pre-producción que casi nadie hoy puede manejar, pero los resultados se ven en pantalla y se entiende el porqué de la antelación en el trabajo.

Tomás Yankelevich se pasó varios meses promocionándolo en sus institucionales, y en paralelo, buscándole un buen “nicho” al ciclo. Finalmente lo encontró y hoy El hombre de tu vida es lo más visto de los domingos.

Luego del buen paso de Culpables, y tras el maltrato sufrido con Vientos de agua y todos los docu realitys realizados por jóvenes y destinados a ocupar franjas no competitivas, Campanella se erige como uno de los “poderosos” artífices de televisión.

Creó un producto noble, sensible, gracioso, original. Le dio la oportunidad que pocos – o nadie- le había dado antes a Guillermo Francella de mostrar que en su faceta actoral existe alguien más que Pepe Argento y le regaló la tele actual una imagen cinematográfica.

El creador de El secreto de sus ojos decidió tomarse revancha con un medio que muchas veces fue hostil con su trabajo y la apuesta le salió redonda. Hoy puede llamarse contento, hoy ya logró superar la misión.

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