Es, por lejos, uno de los personajes más logrados de la actual ficción. De lo más destacado dentro de El elegido, pero también fuera. Eleva la popularidad de algunos compañeros y genera cosas insólitas fuera de la pantalla.
Resulta interesante destacar la proyección de esta particular criatura en el aire y en su anexo.
En el primer caso, la personificación de Brédice no sirvió sólo para ponderar su personaje por sobre el resto, sino también para elevar, por ejemplo, a Armenia, su "sirvienta".
Fue ella quien decidió que la actriz conservara su nombre real –Armenia Martínez- cuando, por libro, sólo se hubiese llamado “mucama”.
A partir de ahí, del tono adusto con el que la llama, y la forma en que le pide y le deja de pedir cosas, su personaje ganó un terreno impensado y su nombre es repetido en muchos ámbitos, hasta el punto de terminar convertido en sinónimo de todas aquellas mujeres dedicadas a los quehaceres domésticos.
Afuera de la pantalla, Verónica también sigue teniendo vida en la página oficial de El elegido, donde tiene su blog y reflexiona sobre su vida y linkea videos que retratan su estado de ánimo.
Además, tiene su propia cuenta de Twitter (@SanMartinVero) y hasta el canal lanzó una iniciativa para invitar a los televidentes artistas a que envíen obras para ser colgadas en la galería de la mujer de Bilbao (Echarri).
Pero no sólo eso, también desde el público se masifica su popularidad con el alojamiento de un usuario -@LeticiaBredice-, que se presenta como una mujer “inimputable, de estilo único, clase y sin pelos en la lengua”, que escribe cual si fuera el personaje a toda hora y acumula 23 mil seguidores.
Para más, existe una cuenta (@armenia_elegida) que se describe como “Al servicio puro y exclusivo de la señora Verónica San Martín de Bilbao.
En fin, queda claro que Verónica San Martín es una mujer ficticia con una proyección inusitada, que no sólo acrecienta la popularidad de los que la rodean, sino también de quienes la imitan, al punto de que el personaje hoy se esté comiendo a la actriz.
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