La actriz viajó a Carmelo para descansar con Ricardo Mollo. Confiesa que el 2010 fue un año muy bueno y de muchos riesgos. Por ahora no piensa en tener hijos, sólo desea seguir enamorada y no siente tener cuentas pendientes.
Está ensayando dos películas en simultáneo y casi no tiene tiempo para descansar. A los 33 años, Natalia Oreiro vive un fin de año caótico, desdoblada entre su vida privada y los personajes de Infancia clandestina, la ópera prima de Benjamín Avila que empieza a filmar en enero, y Mi primera boda, la comedia romántica negra de Ariel Winograd que se filmará en marzo. “Entre mi vida y los personajes, estoy pensando en tres personas al mismo tiempo. ¡Es un caos!”, dice Natalia, quien estuvo ensayando en un campo de Brandsen con el equipo de Infancia… y quiso aprovechar el fin de semana para escaparse a una chacra a quince kilómetros de Carmelo, junto con Ricardo Mollo, su pareja desde hace nueve años. “Me parece un lugar precioso para venir a descansar, súper cerca de Buenos Aires. Es soñado”.
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