Coquetea con el humor y la ironía, y de tanto imprimirle su particular estilo a las palabras, termina por despistar. IdeóUn mundo perfecto y, mientras lo conduce, coquetea con uno, coquetea con otro, y tapa con un manto de dudas su futuro laboral.
Roberto Pettinato es de los pocos, conductores de la TV local que puede animar y hacer humor al mismo tiempo. Y justamente este "bonus track" hace que sea tenido en cuenta por productores que quieren ofrendarle color a sus propuestas. Él lo sabe y obra a favor de su juego.
Sorprendió hace algunos meses cuando, con naturalidad extrema, anunció que Diego Gvirtz- de quien se había desvinculado en 2008 luego de una gran pelea- lo había convocado para volver a PPT.
Cierto fue que no brindó demasiada información, y a cambio dejó picando una posible incorporación a la conducción de TVR, o una vuelta a su lugar de animador en Duro de domar.
Y así coqueteó, abrió el juego a los "dimes y diretes", simuló que se mudaba de América a Canal 9, y que iría a conducir alguno de los dos programas históricos de la factoría Gvirtz. Pareció creíble. No lo fue.
Semanas después, se dio vuelta y con firmeza dijo: "No haría TVR porque está salpicado de oficialismo". Pudo ser el fin del coqueteo con el "¿ex? enemigo", pero con Petti nunca se sabe.
Pese a ello, su "histeriqueo televisivo" no se agotó ahí porque, hace algunos días, fue convocado para realizar el piloto de El referí de los matrimonios -que saldrá próximamente en Telefe- y aceptó. Y con la tarea cumplida anunció que sólo lo había hecho para cumplir el sueño de ser visto por Jerry Seinfeld (creador del formato y futuro selector del conductor de la versión local).
Pettinato coquetea, lo cuenta, y no deja traslucir el objetivo de su estrategia, si es que la tiene. El público no sabe en donde lo verá el próximo año y, por lo pronto, sólo participa obligadamente de su juego.
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