Hace mucho que no sabemos nada de vos. ¿En qué andas?
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Sí, se van a cumplir dos años que no trabajo y la verdad es que pasaron cosas bastante fuertes desde lo personal y lo laboral. Se me cayeron cosas muy importantes, se fue gente muy querida, como mi suegro, y pasaron cosas que nos transformaron como familia. Y el corolario maravilloso de todo eso fue la llegada de un hijo, luego de muchos meses de trabajo y de movimientos internos muy fuertes. A partir de ahí todo se empezó a transformar, fue un cierre de mucho dolor. Al mismo tiempo, estoy acompañando a mi marido que está pre produciendo una novela, criando tres hijos y cualquier propuesta la pienso muchísimo, me tiene que cerrar desde todos los puntos, tendría que ser algo que me atrape demasiado como para sacarme de esta situación que es la que yo elegí tener.
Desde tu distancia actual, ¿cómo ves a la televisión de hoy?
Hay cosas muy buenas y entre todos los canales se pueden encontrar. Hay que saber buscar. Sobre todo va en la subjetividad y en los gustos de cada uno. Hoy tenés cosas un poco más complejas, está Para vestir santos que desde el lugar que lo veas está bien: está bien actuado, bien escrito, bien dirigido, bien hecho, bien iluminado, ¡está bien todo! Tenés ahí una opción una vez por semana, tenés novelas si te gustan; hay un movimiento de ficción más grande.
¿Cómo viene tu futuro en este sentido?
Estoy pensando dos proyectos. Parece una frase hecha, pero es verdad. ¡Así que no puedo decir nada!
Cumpliste 40 años y suele decirse que es un momento de introspección y balance. ¿Cómo te cayeron?
Y… Pega el número por lo que intentan hacer creer desde afuera, pero la estoy pasando fenomenal. Me encontré más como mina, estoy más segura como mujer, tengo más claridad sobre lo que quiero y disfruto mucho de lo que tengo. Soy una persona combativa y a veces me mando algunos mocos, pero ahora tengo mucha más capacidad de reflexión. No sé si tiene que ver con los 40, pero si hay un balance es claramente positivo.
¿Cómo te llevás con la estética con el paso del tiempo?
La verdad que tengo muy claro que el cuerpo no es el que era y trato de hacer lo posible para sostenerlo desde otro lugar. Es fundamental la presencia de mi pareja, estamos los dos con la misma conciencia de las cosas, queremos lo mismo, queremos que lo nuestro prospere más allá de lo físico, entonces eso ayuda mucho también.
¿Se ríen de estas cosas juntos?
Si, nos reímos mucho… ¡De nosotros mismos y del otro! Y eso mágicamente hace que te prendas más. A mi él ahora me gusta más que antes, lo veo más atractivo… Lo quiero mucho más.
¿Cómo manejás ser la mujer de uno de los hombres más deseados de Argentina?
Al principio fue un verdadero quilombo. No entendía nada. La realidad es que vengo de un barrio en donde las cosas se dicen de una sola manera; cuando tocan lo que es tuyo vas y das un tortazo sin pensar mucho. Así que traté de socializar porque hay códigos que se pierden cuando a las mujeres un hombre les despierta algo determinado. El primer tiempo fue un quilombo hasta que nos establecimos, ganamos confianza y aprendimos que esto es y va a ser parte de nuestra vida. Hay que lograr una seguridad mayor a la de una pareja normal. Es un trabajo muy intenso para los dos porque ambos vivimos situaciones raras en cuanto a eso. Pero la verdad es otra, nuestros deseos son otros y lo que tenemos es único.
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