Un vestuario masculino suele ser un territorio perdido, un no lugar, quizás, donde todo está en tránsito. Un espacio extraño, donde el cuerpo se muestra desnudo,donde se suele hablar desnudo con compañeros de club, y de algún deporte recién jugado o por jugar.
Actitud extraña la de hablar sin ropas con amigos, o al menos, poco común. Una puesta del cuerpo que nos hace actuar desde otro lugar, con otra perspectiva, con otra mirada. El mirar y el ser visto se ponen en juego.
Y las actitudes cambian según dónde uno se ubique. Los vestuarios masculinos, en este caso, aunque también hay una versión femenina, son escenografía y objeto de la puesta en sí de esta obra del dramaturgo y director Javier Daulte.
Un equipo amateur de un club barrial, que practica un deporte llamado Lacrosse, ha logrado clasificar para participar del mundial de clubes, que se celebra en una perdida ciudad de Hungría, y que logra llegar a la final.
Diez varones: Nueve jugadores y un técnico que están en un país lejano, y a punto de jugar esa gran final: acá están todos los roles grupales; el líder autoritario, el boicoteador, la víctima, pero también están otras características, como el melancólico que extraña a sus padres, el que todo lo somatiza, el drogón. Hay de todo. Un panorama dramático, en esencia, que hace visible los tipos y estereotipos de nuestra vida cotidiana.
Somos argentinos y porteños, por lo cual acá las careteropatías se muestran exageradas; somos muy piolas (o nos creemos), somos gastadores de la otredad (lo extranjero es algo de que burlarse), y más si no entiende nuestro idioma (al mejor estilo Tinelli y sus chicos por el mundo, ¿recuerdan?). El tomar sustancias que ayuden al mejor rendimiento (la famosa trampa), las burlas entre compañeros, la violencia contenida primero, y desatada, después.
Hay dos partes bien diferenciadas: la pre final, y luego del resultado. Un húngaro que nos alecciona, una tramolla detectada y no denunciada, un juego cuya puesta fue muy dramatizada por simples deportistas (¿no pasa, acaso, lo mismo con el fútbol?)
Los vínculos entre estos seres se entrelazan como una madeja que se pierde en la trama, donde hay amores/odios tan reconocibles en espejo.
Un dato: uno de ellos dice, sin verbalizarlo, que es gay, puto, como se dice ahí, y resulta una escena bien resuelta. En teatro, afortunadamente, no toda escena se resuelve con palabras. Inteligencia dramatúrgica que se agradece. Daulte logra una obra inteligente; ya van por su segunda temporada, y pide más.
Una observación: quien vaya a ver tipos en pelotas, pierde tiempo. Acá lo que se ve es una buena obra, donde si bien hay cuerpos desnudos, al instante pasan desapercibidos, por la fuerza del texto y de las interpretaciones. Julián Calviño, en su papel de agresivo y violento gritón, es de un fuego dramático que vale la pena observar, y el debutante Juan Grandinetti sorprende con pequeños matices, en su papel de chico temeroso que termina desmayado. Y todo el elenco está al servicio de una excelente historia
Ficha técnico artística
Autoría: Javier Daulte
Actuan: Joaquin Berthold, Federico Buso, Julián Calviño, Gerardo Chendo, Héctor Díaz, Juan Grandinetti, Walter Jakob, Javier Niklison, Marcelo Pozzi, William Prociuk, Ezequiel Rodríguez
Vestuario: Mariana Polski
Escenografía: Alicia Leloutre
Iluminación: Gonzalo Córdova
Asesoramiento en danza: Luciana Acuña
Asistencia de dramaturgia: Héctor Díaz
Asistencia de dirección: Leandro Orellano, Ezequiel Peleteiro
Producción ejecutiva: Sebastián Polito
Dirección: Javier Daulte
ESPACIO CALLEJÓN
Humahuaca 3759
C.A.B.A. Argentina
Teléfonos: 4862-1167
Web: http://espaciocallejon.blogspot.com/
Entrada: $ 50,00 – Sábado – 23:00 hs – Hasta el 30/07/2011
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