
Es interente leerla y participar. Este es el texto publicado.
“Pronto asistiremos al escarceo mediático que ya resulta folclórico: la guerra de las taquillas teatrales marplatenses. Una atípica guerra que tiene como particularidad que finalizada cada temporada, sus soldados cambian de bando tan solo por un contrato que los hará mudar de enemigos de escenario. Así de fácil y de tan poca convicción es esta batalla.
Mientras tanto, se dirán y escribirán miles de palabras sobre qué espectáculo revisteril va primero, si era cierta la separación del matrimonio Barbieri/Bal o sólo un artilugio para competir ante el regreso de la dupla de sus archienemigosArtaza y Cherutti.
Se hablará sobre ese indiscutido tanque que resultó ¡Más respeto que soy tu madre! de la mano de Antonio Gasalla, mientras Hugo Varela y Cacho Garay se juntarán por primera vez, riendo de antemano de sólo imaginar el título de su espectáculo Barbudísimos en respuesta a compartir edificio con Barbierísima. Todo lo anterior inflamado por lo que pueda decir Moria Casándesde su show, para terminar de darle color a lo que la tele promueva.
Pero mientras eso ocurra, habrá un hecho que pocas veces se hace lugar en Mar del Plata: mucha presencia de elencos y obras que, si bien no aspiran a los primeros lugares de recaudación, hacen del ejercicio teatral su fuerte.
Desde equipos compactos como el exitoso Toc-toc, hasta la presencia autoral de Oscar Viale y su Camino negro o Alfred Hitchcock por duplicado con el regreso de 39 escalones, compartiendo el escenario del simpático teatro Güemes con el estreno de Extraños en un tren.
Martín Bossi en el oficial Auditórium por segundo año, Luis Brandoni llevando su excelente factura de Illia, personaje inusual para imaginar como clásico de verano, hasta el elenco de 8 Mujeres para que tampoco falte el teatro para ellas.
La aparición de un permanente ausente como Arthur Miller con El preciotambién participará de este conglomerado, que suma unipersonales como el de Dady Brieva y su Dadyman, o el de Nacha Guevara en ¡¿Cómo hace esta mujer?!
Los mencionados no son más que algunos de los nombres propios que la memoria me ofrece, reconociendo que son sólo una porción de lo tanto que se mostrará en una ciudad que sabe mantener su rótulo de Capital del Espectáculo por presencia y permanencia.
Una ciudad que también tiene su cara menos publicitada en las decenas de espacios y grupos locales que conforman la Mar del Plata teatral de todo el año, la que desarrolla el hecho vivo por convicción y pasión, soportados ambos conceptos por el bolsillo personal.
Acompaña la comuna desde su hermoso teatro Colón con propuestas de jerarquía y tarifas de taquilla más reducidas, a la que se suman empresarios como Pablo Pérez Iglesias o Lino Patalano que gestionan también en los meses de invierno para que el teatro del circuito privado no se limite a cuatro meses al año.
Por esto último resultaría productivo reemplazar la difusión de aquella supuesta guerra del show business mencionada al principio por ocuparse en hacer conocer con más detalle qué es lo que ocurre sobre los escenarios. Divulgar cantidades de entradas vendidas, las más de las veces sin esperar datos que las confirmen, no resultan otra cosa que campañas particulares de prensa en detrimento del interés genuino de promover la actividad en su conjunto.
Sabemos que si seguimos empeñados en levantar la puntería desde lo profesional, en programar espectáculos de todo tipo haciendo además más amigable el precio del boleto per cápita, en convencernos de que no hay mejor publicidad que haga crecer un bordereaux que aquello provocado en un espectador satisfecho, el resto vendrá solo.
Apostando por mejor teatro ampliamos la masa de espectadores, desterrando el latiguillo que hace creer que sólo lo mediático tiene tirón en boleterías. Quienes creemos en lo que representa Mar del Plata como polo turístico nacional por excelencia, con esta rara particularidad de haber aceptado al espectáculo dentro de su idiosincrasia, somos personas que apostamos a eso. Claro que cuando las marquesinas se iluminan en verano ya nuestra suerte está echada desde el invierno anterior, estación donde se formaliza el entramado de títulos a los que luego sólo resta darle forma.
Podría asegurar que la convivencia de variadas propuestas es enriquecedora para la profesión, donde el claro ganador es el espectador que encuentra pluralidad a la hora de elegir ese vínculo de cultura y esparcimiento familiar que el ingreso a una sala de espectáculos supone”.
Carlos Rottemberg
Empresario de salas y productor teatral
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